Inversión en arte: un mercado en vías de desarrollo
Aún estamos lejos de contar con un mercado consolidado, los expertos concuerdan en que falta profesionalismo y apoyo público-privado para impulsar el rubro.
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Hace cinco años la Casa Christie´s subastó "La revolución de los contrarios" (1943) del artista chileno Roberto Matta. La obra se adjudicó en poco más de US$ 5 millones, transformándose en la pieza artística chilena más cara de la historia. A la fecha, ningún otro nacional se le acerca, a excepción del hiperrealista Claudio Bravo, o del también surrealista cubano-chileno, Mario Carreño.
Para los expertos, este vacío en la esfera artística internacional no tiene que ver con la escasez de talentos, sino pasa por la baja profesionalización de un mercado que tras el advenimiento de la democracia no ha podido despegar, y por el poco apoyo público-privado para posicionar a otros artistas locales en mercados foráneos pues, hasta ahora, los únicos que figuran en subastas, son los que se exhiben en museos de otros países. Y son contados con los dedos de una mano.
Desde los noventa hasta la actualidad, el mercado del arte ha tenido vaivenes. Tras un fuerte crecimiento asociado al surgimiento del galerismo, de la mano de expertas como Isabel Aninat, Rosita Lira o Tomás Andreu que eligieron Alonso de Córdova como asentamiento natural, poco a poco se fue forjando un escenario cada vez con más artistas, curadores, coleccionistas y casas de subastas, a las que en la última década se han sumado fundaciones y ferias de arte como Ch.ACO, que han dado un impulso más global.
Si bien, cada vez son más las personas que buscan invertir en arte y formar colecciones particulares, los actores del sector sostienen que este mercado aún es "inmaduro".
Según los expertos, esto se explica por varias razones. Primero, porque los artistas consagrados no alcanzan los mismos precios que otros latinos de igual relevancia. Segundo, advierten que hay "trabas tributarias", y por último, acusan falta de apoyo y coordinación para perfeccionar el mundo de las transacciones artísticas en suelo nacional.
El rol de los actores
Con 14 años de experiencia como galerista y Art Dealer, Marcelo Aravena, director de galería Vala, señala que en los últimos años la inversión en arte ha tenido un notorio crecimiento en el país.
"Se comienza a entender la importancia de invertir en el sector. En los noventa se debía evangelizar al respecto y justificar la compra. Hoy más gente se interesa, para lo que ha sido útil la feria Chile Arte Contemporáneo (Ch.ACO)", afirma Aravena.
A su juicio, esta plataforma única en Chile -que este año celebró su octava versión con 25 mil visitantes- ha aportado a instaurar un diálogo sobre qué es el coleccionismo y cómo invertir, algo propio de estas instancias.
A la cabeza de esta iniciativa, Elodie Fulton, directora de Ch.ACO, comenta que entre los objetivos de la feria está fomentar la cultura respecto del arte y desmitificar el hecho de que participar de una feria donde se compra arte sea algo denigrante para los artistas. Esto porque ellos deben comercializar su producción, pero no tienen por qué ser buenos vendedores.
Respecto del mercado, Fulton afirma que existe y no sólo de manera reciente. "No creo en esa frase maldita de que no hay mercado en Chile. Quizás no es el mejor mercado, pero existe y queremos que sea bueno", enfatiza.
Quién ha podido palpar los cambios del rubro es Irene Abujatum en su trabajo como galerista. Hoy, la directora de galería AFA maneja un número importante de personas vinculadas al arte, desde la compra al galerismo.
"Hace 10 años este mundo era un descampado. No recuerdo haber tenido en lista más de cinco personas que compraran arte", recuerda.
Explica que si bien se ha avanzado en términos de crecimiento, en ningún caso se puede afirmar un estado de maduración o consolidación, pues aún el mercado es inmaduro. Un diagnóstico en que coinciden varios expertos.
Desde una mirada regional, Aravena señala que hay varios factores que explican las desventajas que tendría Chile para aumentar el tamaño del mercado local. Primero, la inversión de arte per cápita es menor que en otros países, y segundo, los precios son bajos, considerando la calidad de las obras.
"Hasta hoy nuestros artistas más importantes no alcanzan valores relevantes en el concierto latinoamericano, exceptuando a Roberto Matta y Claudio Bravo. Los top 10 argentinos, peruanos, colombianos alcanzan precios hasta cinco veces superiores a los nuestros", afirma.
Como ejemplo, detalla que una obra de José Balmes puede costar entre US$ 30 mil y US$ 40 mil, pero un trabajo de un artista equivalente en Uruguay, como Torres García, está sobre US$ 1 millón.
"Tenemos calidad en las obras y buenos artistas, el problema es que nuestras cotizaciones no son defendidas por el mundo empresarial. De hecho, no pujamos por nuestros artistas", precisa Aravena.
Distinto es el fenómeno Matta que sale de lo común. Desde la casa de subastas internacional Christie´s su representante para Chile, Perú y Ecuador, Denise Ratinoff, asegura que este artista plástico es el chileno que ha alcanzado el precio más alto y además, es el más solicitado por los coleccionistas internacionales. Hace cinco años una obra de su autoría se remató en US$ 5 millones.
Barreras
Además de estar aún en desarrollo, el mercado local tiene condiciones que representan dificultades para la inversión. Ratinoff afirma que los altos impuestos muchas veces desalientan el coleccionismo.
"Las restricciones de exportación e importación hacen prácticamente imposible que tengamos un patrimonio bueno y libre porque hay que pagar 19% de IVA, 11% de aduana y 2% de seguro obligatorio para ingresar una obra al país. En países desarrollados uno declara lo que trae, pero el ingreso es sin costo", precisa.
A su juicio, por un lado se quiere incentivar las colecciones, mientras por otro hay una limitación para que los interesados lo hagan.
De todas formas, y a pesar de los costos asociados, a nivel internacional invertir en arte es una alternativa segura para diversificar la inversión, sobre todo en el extranjero.
Isabel Aninat, galerista por más de 30 años, da cuenta de esto y sostiene que en Europa la gente con poder adquisitivo puede llegar a invertir casi equitativamente en acciones, inmuebles y arte.
Más aterrizado a Latinoamérica, Aravena estima una valorización del 13% anual para el arte. Para el director de Vala, una situación económica como la actual de desaceleración generalmente impulsa la inversión en obras arte, porque permite resguardarse de la volatilidad del mercado.
Ratinoff, en tanto, comenta que jamás recomienda comprar arte solamente por inversión, pero al ser de calidad objetiva, "el arte es un refugio para la gente que está bien asesorada, que entiende, ama el arte, ha investigado con disciplina y además tiene el dinero para hacerlo".
La directora de galería La Sala, Alejandra Chellew, también plantea la gran oportunidad que significa, porque rara vez baja el valor y, "en el peor de los casos vendes, a un precio similar".
Aninat señala que una inversión en arte debe hacerse con la misma seriedad que en otras áreas. Indica que se requiere un gusto personal que motive, pero no puede restarse de la decisión el estudio y la dedicación.
"En Chile falta que nos profesionalicemos (...) la inversión debe ser seria, con un artista que tenga proyección y una galería que lo respalde. Debes saber a quién le compras. En el país, a veces, existe la intención de saltarse a la galería para tener un mejor precio lo que es una equivocación. Afuera nadie lo hace y por eso los precios son tan claros", precisa la galerista.
Por esta razón es que la función de una galería se vuelve importante, ya que dentro de la cadena su rol se asemeja a un asegurador. Abujatum deja en claro que es la galería quien asegura que la obra que estás comprando es genuina, tiene cierto valor y que su precio irá aumentando.
Entre los artistas nacionales más demandados, los galeristas señalan a Eugenio Dittborn, Alfredo Jaar, Iván Navarro, José Balmes y Voluspa Jarpa. También despiertan interés Gonzalo Cienfuegos, Francisca Sutil, Matilde Pérez, Patricia Israel y Fernando Prat.
Por otra parte, indican que el precio de Francisco Peró, Paz Errázuriz, Paola de Solminihac, Paula Lynch y Lorenzo Moya ha subido.
La mayoría de ellos tiene un currículum de exposiciones, asistió a bienales de arte, vende en el extranjero, y es apoyado por galerías nacionales e internacionales, lo que hace que su precio crezca con los años.
Nuevos compradores
En voz de los expertos son los jóvenes quienes están apostando fuertemente por el arte. Desde Galería La Sala, su directora prevé un cambio que supone la renovación del inversor y comprador que tenía más de 50 años.
"Hoy se ve un público nuevo, un coleccionista joven. Antes los jóvenes le tenían un poco de miedo al arte, pero ahora lo sienten cercano. En el segmento de los 30, por ejemplo, a la gente le gusta tener arte en la casa no un póster", detalla Chellew.
Estos clientes también se interesan en nuevos artistas y compran otros nombres que no son Matta, Bravo o Carreño. Para ellos el arte emergente es más asequible. Además, tienen la posibilidad de adquirir otros formatos como el grabado. Ya no sólo la pintura es la reina dentro de los formatos, se vende más escultura, fotografía, arte cinético e incluso, algunas instalaciones.
El impulso que se necesita
Si bien existe una intención por hacer crecer el mercado, quienes forman parte de él abogan por esfuerzos coordinados para despertar interés por invertir y comprar arte chileno.
Irene Abujatum comenta que se puede hacer que muchas más personas compren en Ch.ACO, pero de cierta forma el tamaño del país hace necesario tener una proyección al mundo.
Recientemente se formó una asociación que agrupa a las galerías de arte, la que con apoyo de ProChile se lanzará el próximo 16 de noviembre como una marca sectorial.
Abujatum opina que existen galerías que sólo se dedican a vender. Pero eso no es bueno para el mercado en su conjunto, por lo que acciones como estas son necesarias.
Para Aninat la labor de las galerías debería ser apoyada tanto por gobiernos como por empresas. Exportar arte es una alternativa real.
"Afuera hay interés en los artistas chilenos. Con Ricardo Lagos se llevaban a los viajes presidenciales obras de artes, pero sólo se exhibían y si no se comercializa no sirve de nada. En el mundo hay demasiadas exposiciones, si alguien no compró una obra, el país se olvida", explica.
La conclusión aparente es que esto lograría un efecto multiplicador. Con él, habría más interés, se podrían atraer más compradores y habría una mayor valorización de los artistas chilenos.
CONSIDERAR ANTES DE INVERTIR
- Participar de manera activa de instancias como ferias de arte y subastas.
- Conocer el currículum del artista elegido, las exposiciones en las que ha participado, bienales a las que ha asistido y colecciones en las que tiene colocada alguna obra.
- Ver qué instituciones nacionales o extranjeras apoyan y respaldan su trabajo.
- Asesorarse de un experto especializado para escoger la obra.
- Solicitar y conservar certificados de autenticidad de la pieza.